Lo que vas a leer a continuación es mucho más que una entrevista.
Es la experiencia de décadas de cientos de personas sobre lo que realmente importa en la vida.
Durante 85 años, la Universidad de Harvard (EE.UU.) ha estado realizando el estudio científico más longevo de la historia sobre la felicidad.
El Estudio sobre Desarrollo Adulto comenzó en 1938 con cerca de 700 adolescentes. Algunos de ellos eran estudiantes de Harvard, otros vivían en los barrios más pobres de Boston.
La investigación los acompañó a lo largo de sus vidas, monitoreando periódicamente sus alegrías y dificultades, su estado físico, mental y emocional. Y ahora también incluye a las parejas y descendientes de los participantes originales.
Robert Waldinger, profesor de psiquiatría de la Universidad de Harvard y maestro Zen, es el cuarto director del estudio.
Su charla TED de 2015 fue vista más de 40 millones de veces. Y es coautor de un nuevo libro sobre las principales lecciones del estudio que se titula «The Good Life» («Una buena vida»), cuya edición en español será lanzada en marzo.
Robert Waldinger le explicó a BBC Mundo por qué la calidad de nuestras relaciones es el mayor predictor de nuestra felicidad y salud a medida que envejecemos. Y recordó que nunca es tarde para «energizar» esas relaciones o construir conexiones nuevas.
¿Cuál es el hallazgo más sorprendente del estudio?
No fue una sorpresa que las personas que tenían relaciones más cálidas fueran más felices. Eso tiene sentido.
La sorpresa fue que las personas que tenían relaciones más cálidas se mantuvieron físicamente más saludables a medida que envejecían.
La pregunta que surge entonces es, ¿cómo pueden las relaciones hacer que sea menos probable desarrollar diabetes tipo 2 o enfermedad de las arterias coronarias?
Otros estudios luego encontraron lo mismo y nos dimos cuenta de que se trataba de un hallazgo sólido.
Hemos pasado los últimos diez años en nuestro laboratorio tratando de entender cómo las relaciones afectan nuestros cuerpos y cambian nuestra fisiología.
¿Cuál es su mejor hipótesis?
El estrés es una parte natural de la vida. Si me pasa algo estresante esta mañana, habrá cambios en mi cuerpo: aumentará la frecuencia cardíaca, subirá mi presión arterial, muchas cosas suceden en el cuerpo para enfrentar un desafío. Es la llamada «reacción de lucha o huida» .
Pero luego se espera que nuestro cuerpo vuelva al equilibrio, a la normalidad, una vez que se elimina el estrés.
Una idea que tenemos es que la soledad y el aislamiento son estresantes.
Si me sucede algo que me ha molestado, que es estresante, puedo ir a casa y hablar con mi esposa o llamar a un amigo, y si son buenos oyentes puedo sentir que mi nivel de estrés baja. Pero si no tengo a nadie así, si estoy aislado y solo, lo que creemos es que el cuerpo permanece en un bajo grado de «reacción de lucha o huida».
Esto significa que habrá niveles más altos de hormonas del estrés como el cortisol circulando en mi sangre y niveles más altos de inflamación en mi cuerpo. Y estos factores gradualmente desgastan y descomponen diferentes sistemas corporales. De esta forma el aislamiento social y la soledad podrían afectar mis arterias coronarias y mis articulaciones.
Asegura en el libro que una buena vida es una vida complicada, en la que hay felicidad pero también dolor. ¿Tener buenas relaciones nos ayuda a procesar mejor las emociones difíciles?
Sí, nos ayuda a manejar mejor las emociones porque las relaciones a menudo nos permiten, en primer lugar, hablar sobre lo que sentimos y tener un sentido de pertenencia.
Somos animales sociales. Probablemente evolucionamos de esa manera porque es más seguro estar en un grupo. Y sentir que pertenecemos a un grupo es una forma de aliviar el estrés.
Cuando sientes que eres la única persona que tiene un problema no te sientes bien. En cambio, si puedes hablar con otras personas que tienen ese problema eso te hace sentir menos solo. Es un sentimiento muy poderoso y creemos que es un importante regulador del estrés.
En el libro habla de la importancia de mantener el «fitness social». ¿Qué significa esto?
Acuñamos la frase para hacerla análoga al fitness o buena forma física, porque lo que vimos fue que cuidar nuestras relaciones es como ejercitar un músculo.
Si permanecemos sentados toda nuestra vida nuestros músculos se atrofiarán. Y de la misma forma, al mirar las vidas del estudio vimos que las buenas relaciones pueden marchitarse no porque haya ningún problema, sino por descuido.
Lo que comenzamos a ver es que si cuidas activamente tus relaciones de la misma forma en que cuidas tu cuerpo, o una planta en tu casa, esas relaciones se mantienen fuertes.
Menciona en el libro varias sugerencias para cuidar o energizar una relación. Una de ellas es «reconocer a alguien cuando hace algo bueno». ¿A qué se refiere?
Somos muy buenos prestando atención a lo que no nos gusta y lo que está mal. Y con otras personas solemos estar muy en sintonía con lo que nos molesta o nos ofende, cuando alguien hace algo que yo creo está mal.
Pero a menudo damos por sentado las cosas que la gente hace bien. Por ejemplo, mi esposa ama cocinar y prepara la cena la mayoría de las noches. Y yo tengo que recordar que no debo dar eso por sentado.
De la misma forma, yo me encargo de todo lo que tiene que ver con la tecnología, y ella tiene que recordar que se necesita mucho trabajo para hacer que las cosas funcionen.
Así que es una forma de práctica de gratitud, en la que nos preguntamos: ¿cómo sería mi vida si esta persona no hiciera estas cosas o si esta persona no estuviera en mi vida? De eso hablamos cuando decimos «reconocer a alguien siendo bueno», haciendo algo que si no estuviera en tu vida te haría sentir infeliz. Y expresar esa gratitud.
Otra sugerencia para cuidar las relaciones es mantener una «curiosidad radical». ¿De qué se trata?
Cuando hemos estado con alguien desde hace mucho tiempo, sea un cónyuge, un familiar o un amigo, asumimos que conocemos a esa persona.
Hay estudios sobre cuán sintonizados estamos con los sentimientos de otra persona. Las investigaciones muestran que particularmente cuando salimos por primera vez con alguien somos muy buenos sintonizando lo que siente otra persona.
Pero una vez llevamos cinco, diez, veinte años juntos, sabemos mucho menos lo que siente. Podríamos pensar que sería al revés, que cuanto más tiempo llevamos juntos más sabemos qué siente, pero lo que sucede es que comenzamos a asumir que conocemos a la otra persona.
Entonces, de lo que hablamos es de dar un giro a esto y despertar la curiosidad.
En otra charla mencionó un ejemplo de curiosidad radical con su esposa…
He estado con mi esposa durante 37 años. Y lo que hago es preguntarme: ¿cómo puedo volver a tener curiosidad acerca de quién es ella ahora mismo, hoy? ¿Cómo puedo mantener la curiosidad?
Esto tiene que ver con una instrucción de uno de mis maestros de meditación Zen.
En la meditación Zen te sientas en un cojín y meditas una y otra vez. He meditado miles de veces. Y la instrucción es preguntarte a ti mismo mientras haces algo que has hecho mil veces. ¿Qué hay aquí que nunca antes había percibido?
Puedes hacer esto incluso al cepillarte los dientes. Si te pregunto qué diente te cepillas primero apuesto que tienes que pensarlo porque lo haces en forma automática. Podrías entonces hoy al cepillarte los dientes hacerlo con curiosidad radical.
¿Podría compartir con nosotros algo que percibió de su esposa después de más de 30 años juntos?
Descubrí, por ejemplo, que ha comenzado a usar aretes plateados en lugar de dorados como solía hacer antes, porque su cabello ahora es gris en lugar de castaño. Es algo pequeño, pero es algo que no había percibido.
Me impactó una pregunta que les hacen a los participantes en el estudio: «¿A quién llamarías en el medio de la noche si tienes miedo o te sientes mal?».
Tal vez algunas personas que lean la entrevista sientan que no tienen «una buena vida» porque no tienen muchos amigos…¿El número importa?
Importa, pero es algo muy individual. Algunos de nosotros somos muy tímidos y para esas personas tener mucha gente alrededor es estresante. Otras personas que son más extrovertidas, en cambio, necesitan muchas personas en su vida y les da energía estar con mucha gente.
Una persona tímida podría necesitar una o dos relaciones cercanas. Tener más podría ser estresante y agotador. Pero la persona extrovertida puede querer muchas, muchas relaciones.
Así que cada uno de nosotros necesita determinarlo por sí mismo, ¿cuánta actividad social es buena para mí y para mi vida?
Mucha gente podría pensar, «yo intento cuidar mis amistades, pero soy yo siempre quien hace las llamadas, quien escucha«. ¿Aconsejaría a estas personas que sean abiertas con sus amistades sobre lo que sienten?
Sí, creo que sería bueno porque algunas personas no se dan cuenta de esto. Puedes decirle a un amigo o amiga, «siempre soy yo quien te llama. Me gustaría qué de vez en cuando me llamaras o me invitaras a tomar un café».
Pero habrá algunas personas que jamás lo harán. Entonces yo te diría que eso no significa que tengas que cortar la amistad con esas personas. Pero tal vez quieras hallar también otras amistades que sean más mutuas.
Muchos intercambios hoy en día son virtuales a través de redes sociales. En términos de relaciones, ¿cuál es la mejor manera de usar las redes sociales?
No es una investigación mía, pero hay estudios que hablan de esto y los primeros hallazgos indican que la forma en la que usamos las redes sociales realmente importa.
Si las usamos activamente para conectarnos con otras personas, eso aumenta nuestro bienestar. Y el ejemplo que me gusta usar es el de un amigo mío que durante el confinamiento debido a la pandemia se volvió a conectar en Facebook con sus amigos de la escuela primaria. Ahora toman un café virtual todos los domingos por la mañana en Zoom. Y tienen momentos maravillosos hablando de sus vidas y de su infancia. Es un ejemplo de una conexión activa en redes sociales y todos están más felices por ella.
Por otro lado está el uso pasivo de las redes sociales cuando consumimos los feeds de Instagram de otras personas o sus páginas de Facebook en las que publican todas estas bellas imágenes de sus vidas. Porque no publicamos imágenes de cuando estamos infelices.
Y eso puede hacer que otras personas al ver esas imágenes sientan que «todos los demás están teniendo una buena vida y yo soy el único que tiene dificultades». Ese tipo de consumo pasivo de redes sociales nos hace sentir peor y los adolescentes son particularmente vulnerables a esto. Muy vulnerables.
Entonces, dado que las redes sociales no van a desaparecer, lo que podemos hacer es ser más activos en su uso para conectarnos con otras personas y no solo mirar pasivamente lo que publican otras personas, eso es terrible para nosotros.
Una palabra que no aparece mucho en el libro es arrepentimiento. Algunos luchan con esto cuando llegan a cierta etapa de sus vidas y piensan, por ejemplo, que podrían haber entendido mejor a alguien.
¿Hay algo en el estudio que podamos aprender sobre cómo lidiar con el remordimiento?
Cuando los participantes llegaron a su década de los ochenta les hicimos esta pregunta: cuando miras hacia atrás en tu vida, ¿qué es lo que más lamentas? Y hubo dos grandes arrepentimientos.
Uno era : «Desearía no haber pasado tanto tiempo en el trabajo, y haber pasado más tiempo con las personas que me importan». Así que hay una razón para ese cliché tan conocido que dice «nadie en su lecho de muerte desea haber pasado más tiempo en la oficina».
El otro arrepentimiento que particularmente expresaron las mujeres fue: «Ojalá no hubiera pasado tanto tiempo preocupándome por lo que piensan otras personas».
Entonces, si la gente se pregunta ¿qué remordimientos me gustaría evitar?, la respuesta podría ser que debes pasar suficiente tiempo con las personas que te importan y no pasar tanto tiempo preocupándote por lo que piensan los demás.
Habló de cómo evitar remordimientos. ¿Pero qué hacer cuando ya están presentes?
Al lidiar con el arrepentimiento, estar enojados con nosotros mismos, darnos duro a nosotros mismos, no ayuda. El único uso del arrepentimiento es si nos informa sobre lo que nos gustaría hacer de manera diferente en el futuro.
Usa el arrepentimiento para aprovechar la vida que tienes por delante.
En el libro hay un capítulo titulado «Nunca es demasiado tarde». ¿Cuál es el mensaje principal que quiere dar con esa frase?
Algunas personas me han dicho «es demasiado tarde para mí. No soy bueno o buena en las relaciones. Esto nunca va a pasar en mi vida». Algunas de las personas que dicen esto tienen 20 años y aseguran que es demasiado tarde para ellas, y otras personas que dicen eso son mayores.
Pero lo que vemos en las historias del libro, que son de vidas reales, es que las personas encuentran conexiones que no esperaban en diferentes momentos de sus vidas, ya sean conexiones amorosas o amistades. Entonces, a quienes creen que estas cosas nunca les van a pasar, les diríamos «no tienes forma de saberlo».
El mensaje es que vale la pena seguir trabajando en ello porque en cualquier momento de la vida puedes crear nuevas y buenas conexiones.
Usted es maestro Zen. ¿Ha tenido la meditación un papel importante en su vida?
Ha tenido un gran papel. En la meditación zen se trata de aprender sobre qué es estar vivo.
Te familiarizas mucho más con la experiencia de mirar una flor durante cinco minutos, o comer una comida con atención, saboreando cada bocado. Es realmente una inmersión profunda en la experiencia de estar vivo.
Y eso encaja muy bien con el estudio sobre todas estas vidas. Porque es una forma diferente de estudiar la experiencia de ser humano.
De igual forma, en mi trabajo como psiquiatra tengo el privilegio de escuchar a personas hablar en detalle sobre sus vidas. Y todo esto para mí es un trabajo fascinante. Son todas formas diferentes de aprender sobre la experiencia humana.
En el libro afirma que la atención es la forma más básica del amor y hay una hermosa frase: «Una buena vida no es el destino sino el camino y con quién caminas… Y al hacerlo, segundo a segundo, puedes decidir a qué y a quién le das tu atención».
¿Puede hablarnos de ese poder que tenemos de elegir en cada momento en qué ponemos nuestra atención?
Esa es una cita de uno de mis maestros Zen. Su nombre es John Tarrant y sí, una de las cosas que sabemos es que nuestra atención es algo por lo que la gente pelea.
Estas pantallas que tanto amamos están diseñadas para cautivarnos, porque las personas ganan dinero captando nuestra atención y manteniéndola.
Ahora más que nunca el camino de menor resistencia es quedarnos frente a nuestras pantallas todo el tiempo. Entonces la pregunta es: ¿podemos ser intencionales y desviar nuestra atención de esas pantallas hacia las personas que nos importan?
Hay una escritora llamada Linda Stone que escribe sobre algo que ella llama «atención parcial continua», que es lo que nos estamos dando cada vez más unos a otros y esto es un problema. O sea, estoy hablándote pero en realidad estoy viendo mi pantalla.
Queremos llamar la atención sobre eso. Piensa ¿quién te importa?, ¿y podrías darle toda tu atención en este momento? Esa es la pregunta que debemos hacernos.
Con el privilegio que ha tenido de estudiar todas estas vidas, ¿diría usted que si alguien ha tenido una niñez con muchos problemas o enfrentado otros tiempos muy difíciles, existe resiliencia en las personas, la habilidad de hallar en nosotros mismos los recursos para salir adelante y prosperar?
Creo que hay un instinto para prosperar, para sobrevivir. Todos estamos tratando de ser felices. Una de las razones por las que mi charla TED se volvió viral, como alguien me dijo, no es que yo sea guapo. Es que todo el mundo quiere ser feliz. Y entonces existe este impulso para tratar de encontrar formas de prosperar.
Creo que hay una energía en todos nosotros que busca eso y esto es algo bueno. Probablemente por ello, aunque puedo ponerme muy pesimista acerca de hacia dónde va el mundo, pienso que la gente ha sido así siempre. Y luego ha encontrado el camino hacia nuevas posibilidades, es algo que es parte de nosotros.
En su caso personal, ¿cuáles son los componentes básicos de una buena vida?
Es estar involucrado en actividades que me importan y que encuentro significativas. Mis investigaciones, mi trabajo como psiquiatra, mi Zen, estas cosas me importan mucho. Y por ejemplo me importa estar hablando contigo ahora. La razón por la que lo estoy haciendo es que me importan mucho estas ideas y que lleguen a la gente. Eso es significativo para mí.
Para mí entonces una buena vida es tener actividades que tienen significado para mí y hacerlas con personas que me importan y a quienes yo les importo.
Termina el libro con un llamado a la acción. ¿Qué invitaría a la gente a hacer cuando acabe de leer esta entrevista?
Les diría: piensa en alguien a quien extrañas, alguien con quien no te sientes conectado tanto como te gustaría, o alguien que quieres asegurarte que sepa que estás pensando en él o ella. Y envíale un mensaje de texto, o un correo electrónico, o llámales y solo diles hola, estaba pensando en ti y quería contactarte.
Solo haz eso y verás qué te llega de regreso. Si lo haces, te sorprenderá cuántas personas estarán encantadas de que te hayas comunicado con ellas. Así que da ahora ese pequeño paso, hacerlo te tomará quince segundos.